domingo, 1 de noviembre de 2009

El Eternauta, El Regreso: para mí, esta historia empezó hace 10 años…


Fantabaires, octubre o noviembre de 1999.
A poco de volver al país después de faltar 3 meses, la editorial –en manos de mi socio de entonces- empezaba a mostrar los problemas derivados de lo que algunos llaman “crecimiento desmedido”. Quilombos que hicieron que la vuelta, en lugar de placentera, se convirtiera de un día para el otro en un trabajo de tiempo completo devolviéndome, de golpe y porrazo, al adorable mundo editorial argento…

Y fue en este Fantabaires (que si no me equivoco era el 4º), que alguien –no recuerdo quién- pasaba por los stands repartiendo unos pequeños posters que clamaban por la devolución a sus propietarios de los derechos de El Eternauta y Cazador. De nuestra parte, estábamos lanzando en ese mismo evento el primer número del comic book de El Dié, publicación que engendramos con el amigo Lucas para sortear el impedimento que Ediciones de la Urraca le había impuesto al creador de usar su personaje y su nombre en una publicación propia. La idea original sería, entonces, la de introducir al Cazador paulatinamente dentro de la revista del Diego y así lograr que Lucas siguiera con su personaje. No era una mala jugada, y aunque apenas duramos 7 u 8 números, nos dimos el gusto de “resucitar” al Cazita en el tercero.

Recuerdo que lo vi al maestro Solano y le mostré el poster en cuestión. Sonrió tímidamente y comentó algo así como que eran “…declamaciones bien intencionadas pero que no conducen a nada. Este asunto de los derechos del Eternauta se arregla en tribunales y con abogados. Y con 'los Oesterheld’ ya estamos en eso hace rato. Igual, yo estoy trabajando en algo muy importante -me aseguró en tono de confidencia-: El Regreso de El Eternauta. Venite un día a casa y te muestro que estoy planeando…” concluyó.

Después del verano me junté con el maestro y me mostró, para mi absoluto asombro, una gran cantidad de páginas de El Regreso, la nueva historieta que estaba haciendo para publicar en alguna de las revistas de la italiana Eura y que, aseguró sin titubear, iban a ser “tres partes de 300 páginas cada una”. Lo miré como quién mira un fantasma y sólo atiné a preguntarle: -¿y cuando piensa que estarán listas las primeras 300?.

En fin, el resultado de esa reunión derivó, primero, en el proyecto que al año siguiente publicamos bajo el título de “Solano López en Primera Persona” (cuya primera edición apareció en 2001 y la segunda, ampliada y con páginas a color-, en 2006 y que se agotará en cualquier momento…).
Más tarde, en agosto de 2003, en la edición de los primeros 9 fascículos de la primera parte y luego los 6 de la segunda –edición que incluyó además el rescate de la historieta de Oesterheld y Solano: Marcianeros-.
Y fue en aquel último fascículo, en noviembre de 2006, que prometimos que la última parte de la saga de El Regreso la publicaríamos una vez que el maestro la termine, en forma completa en un solo tomo.

Ya pasaron tres años… Y en todo este tiempo Solano dejó varias veces de dibujar para asistir, en calidad de agasajado a veces y de espectador en otras, -aunque de leyenda viva de la historieta argentina siempre-, a los centenares de festejos que se hicieron por los 50 años de la criatura que crearon junto a Oesterheld, viajó por el mundo, se rompió una gamba, agarró mil veces el laburo para suspenderlo al día siguiente y hasta se hizo el tiempo necesario para, en medio de tanta “fiesta y homenaje”, dibujarse unas páginas escritas por Sasturain que les encargaron en la Biblioteca Nacional… Aunque, claro está, nunca se terminaba de hacer el tiempo necesario para finalizar la saga que soñó hace 10 años, y que finalmente cerrará en un total de “apenas” 460 páginas…
Hoy es 1º de noviembre y Solano, que hace unos días cumplió los 81, acaba de asegurarme por teléfono que le faltan apenas 5 páginas. Ni una más, ni una menos. Y dice que si le pegamos duro al letreado y hacemos el trabajo de edición correspondiente (y ponemos la tarasca, agrego yo), este mes de noviembre, 3 años después de prometer el final… Lo tendremos en la calle.
Por fin…

Hoy, miro para atrás y veo 10 años de laburo silencioso (sin declamaciones!) junto a una leyenda viva de historieta nacional. Y sólo puedo decir una cosa: Gracias Solano.

Javier Doeyo